Es tiempo de flores y, como si este año se supiera en un contexto de necesidad ciudadana, la instalación sale de su confinamiento y búsqueda la complicidad del peatón para realizarse: los claveles deambulan por la ciudad convirtiéndose, finalmente, en parte de la instalación. El patio, grabado durante todo el día, será proyectado el resto de la semana para mostrar como un espacio inactivo acontece, en pocas horas, un bullicio de gente y color gracias a la participación activa de los visitantes. La intervención del Patio Boada Formiga se pretende inconclusa, tanto en su forma como en su contenido. Alegoría de un hoy, acontece recipiente de todas aquellas voluntades entrecruzadas que conviven por un corto espacio de tiempo en un mismo lugar.